NO ESTÁ BIEN
Existe una tensión. Por un lado, es importante para la institución que estudiantes y graduados tengan facilidad para hacer la otra carrera. Por esto hay varias equivalencias entre materias parecidas (diría idénticas, pero se supone que los profesores deberían preparar y dar la materia de acuerdo al perfil del egresado). Por otro lado, no podemos pregonar la idea errada de que “traductor de inglés es igual a profesor de inglés” y viceversa, porque es una aberración. O sea, la formación es distinta porque son dos profesiones distintas.
La balanza se debería inclinar por “el tradu y el prof asunto separado” porque, además de lo que acabo de comentar, necesitamos docentes. No es sólo por las circunstancias actuales (en la que faltan docentes), sino porque la educación en los niveles obligatorios es prioridad o debería serlo. Y el Lenguas nació para formar DOCENTES de idiomas, nacimos para servir a la educación pública.
Si no se forman docentes, ¿cómo hacemos para garantizar el derecho a la educación? Me saca cuando algunos empiezan a querer justificar con que un traductor está habilitado a dar clases. Y sí, habilitado está porque peor es no tener docente a cargo, pero no es el ideal. Otra justificación que suelo escuchar es que hay traductores que son mejores docentes que algunos profesores recibidos. Bueno, un título no es garantía absoluta de nada (en ninguna profesión), puede pasar, pero tampoco pretendamos ningunear a la formación.
Si empezamos a decir que no es tan importante el título que tengas, entonces estamos mintiendo porque el mundo no funciona así y por obvias razones. Un título no es sólo un papelito. Para el caso, hay traductores que nunca pisaron una clase de traducción y son muchos mejores que la mayoría de los egresados. ¿No? Yo podría preguntarles: “¿para qué querés formarte como traductor si alguien que no estudió eso puede llegar a traducir incluso mejor que un recibido?” Así que no intentemos ir por ahí porque no le conviene a nadie.
El peligro es que los aspirantes al traductorado llenen las aulas del profesorado en primer año porque su objetivo es pasarse al traductorado lo antes que puedan. Es peligroso porque el aspirante de traductorado que llena un banco en el profesorado le está quitando el lugar a alguien que tiene vocación docente y además, cuando cumple su objetivo, empeora el desgranamiento que existe a partir de segundo año y que es demasiado evidente en tercer año. Simple: el estudiante que estaba en primer año deja de estarlo en los años siguientes (porque se pasó a otra carrera), o sea, menos alumnos por cátedra en el profesorado. Si un despistado mira los números, piensa que los que empezaron el profesorado abandonaron (y “obviamente” es culpa de la institución, de sus directivos y docentes). En la práctica no todo es tan lineal, pero…
Antes de decirme a mí que no es tan terrible, andá a decírselo a los reyes del Excel que pasaron de desear cerrar cursos a directamente empezar a ejecutar ese deseo (#NoAlCierreDeLasEscuelasNocturnas). O andá a explicarle por qué hay que pagar un profesor para TRES alumnos en una materia troncal a un comerciante que no puede estudiar porque se la pasa trabajando desde las 5 de la mañana hasta las 9 de la noche de lunes a sábado (sin contar lo que trabajan los domingos de “relax”). No hace falta regalarnos así tampoco. No es necesario. No es inteligente.
SEAMOS REALISTAS
Más allá de las preocupaciones reales que expuse arriba, me parece que se exagera cuando se habla del ‘flagelo’ de los aspirantes al traductorado que ingresan a través del profesorado. Siento que se habla demasiado poco de lo conveniente que es que muchos estudiantes y graduados de traducción ingresen al mercado laboral a través de la docencia. Y creo que lo más destacable de todo es que les gusta. A algunos les gusta tanto que DECIDEN ser docentes. ¿No es atraer a los jóvenes a la docencia uno de los objetivos más urgentes en política educativa?
¿Alguien contó cuántos casos hay de estudiantes del traductorado que hicieron las dos carreras? ¿Por qué no se habla de los que abandonaron el traductorado para ser profesores? ¿Por qué no se habla de los que se recibieron de traductores, pero decidieron ser docentes? (Ay, altas ganas de hacer una encuesta, pero me gustaría hacerla lo más prolija posible. Próximamente….)
O sea, podemos elegir verlo como una amenaza, o como una oportunidad.
Lo que pasa es natural: hay individuos que deciden y eligen. No podemos manejarlos como marionetas. Obviamente estoy de acuerdo con crear mecanismos para poder cumplir con nuestras metas y objetivos como Estado, pero no hay forma de trazar el camino único de una persona. Sólo esa persona sabe qué hay en esa cabeza y a dónde quiere ir. Si el sistema ofrece una posibilidad, el individuo la va a tomar. Y hay que tener cuidado con inflexibilizar el sistema al extremo porque puede tener consecuencias indeseadas.
Lo que deberíamos hacer es aprovechar que nuestra institución tiene traductorado como forma de promocionar la docencia de idiomas. A muchos jóvenes se les ocurre estudiar traducción y se ven atraídos por la calidad de la formación del Lenguas Vivas. Ya tenemos un flujo de personas que se nos acercan sin ningún tipo de publicidad oficial. En vez de quejarse de que los jóvenes hacen fila para entrar al traductorado del Lenguas, pueden darse cuenta de que HACEN FILA PARA ENTRAR AL LENGUAS. Sólo alguien ciego puede no verlo.
Sí, son profesiones distintas.
Sí, cada una debería tener una formación acorde a su actividad profesional.
¿Pero quién dice que no le podemos picar el bichito de la docencia a esa gente? Ya hay casos concretos de que esto puede suceder. Y sucede. Está sucediendo.
¿Para qué ir en contra de la marea si podemos surfear la ola?
CONFESIÓN
¿Por qué se piensan que empecé promocionando el traductorado y no el profesorado si claramente el tradu no necesita promoción?
Por una cuestión estratégica. Jeje. Sí. Yo también tenía oscuras intenciones.
O sea, todo lo que escribo lo hago con la mejor de las intenciones. Obviamente que lo escribí con un aspirante de traducción en mente y, ahora hablando en serio, no hice ningún truco raro para que se anoten a profesorado. A ver, mi intención no es engañar a nadie.
Lo más probable es que la mayoría de los que eligieron estudiar traducción elijan ser traductores y no quieran dar clases. Y está bien. Posta, está bien.
Eso no quita que entre todos los aspirantes e ingresantes a traducción no haya vocaciones docentes latentes esperando a ser despertadas.
Mientras tanto tal vez escriba algún que otro post sobre traducción porque me interesa. No tanto como para dedicar toda mi vida a eso, pero me interesa. Y más que nada me gusta ayudar a la gente.
LAJENTE. Me salió re político chanta.
No olvides que me podés enviar un mensaje por Instagram para pedirme que escriba sobre algún tema. (Por ejemplo: tengo una amiga muy grosa y eficiente que es traductora y vive netamente de su profesión, así que podría entrevistarla o algo.)
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