¿Te pusiste a pensar en cuál es el lugar del aprendizaje de idiomas en la escuela? En este artículo voy a meditar sobre el rol de educadores que tenemos los docentes de idiomas profesionales.
Como muchos de ustedes sabrán, desde 2019 trabajo en una escuela primaria pública como profesora de inglés. Lo que me parece que no divulgé tanto es mi participación en APIBA* (¡es gratis para estudiantes de profesorado!). Si bien ya había participado de otro SIG* (el de investigación docente), soy parte del grupo fundador del de Escuelas Públicas.
Descargo de responsabilidad:
Escribo este artículo en mi carácter personal, y nada de lo que expreso es en representación de la asociación profesional de la que soy parte.
Este año, las reuniones de este SIG consistían en no sólo hacer catarsis sobre las dificultades que se nos presentan como docentes en el aula de escuela pública en Ciudad y Provincia, sino también en proponernos objetivos para nuestros estudiantes y en ocuparnos para lograrlos. Además del trabajo de planificación colaborativa, reflexionamos constantemente sobre nuestro rol de educadoras.
En la reunión del viernes pasado, estuvimos intercambiando pensamientos sobre la experiencia de estos últimos meses y sobre lo que un docente de idiomas profesional trae a la escuela pública. Usamos de texto inspirador al gran artículo que escribió nuestra colega Magalí Vendramini para Gloria y Loor.
Ese artículo es ideal para que personas que no trabajan como profes de inglés (o sea, otros colegas docentes, familias que envían a sus chicos a escuelas, y público general) entiendan que no sólo consideramos el valor instrumental de una lengua extranjera o adicional a la hora de dar clases, sino que también tenemos en cuenta su sentido formativo. (Conceptos que están desarrollados en el Diseño Curricular de Lenguas Extranjeras de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.)
Si bien nosotras también nos ocupa que nuestros estudiantes puedan, eventualmente, conseguir mejores oportunidades académicas o laborales por su nivel de inglés, sabemos que nuestro rol como educadoras abarca también la formación de seres humanos, brindándoles herramientas para la vida. Y vale aclarar que la vida comienza ahora, y no luego de terminar la escolaridad obligatoria.
Recuerdo que en las primeras reuniones del SIG en 2022, la principal preocupación de las profes que estábamos frente al aula era que no sentíamos que nuestros estudiantes tuvieran el nivel lingüístico o académico “esperado” para su edad y queríamos que lo alcanzaran. En ese momento, no nos era claro que, en realidad, debíamos trabajar sobre otras cuestiones mucho más apremiantes como, por ejemplo, relaciones de convivencia o interés por el propio aprendizaje.
Más allá de que ese trabajo sí lo venimos haciendo desde hace rato, creo que recién el viernes pasado me di cuenta de forma consciente que nuestro foco en realidad es enseñar otros contenidos y habilidades no lingüísticas* a través del aprendizaje de inglés, junto con el aprendizaje de inglés, o con la excusa de aprender inglés. Nuestro rol como profesoras de inglés no es meramente como instructoras de idioma, sino como docentes que enseñan y educan.
Si bien el trabajo en el SIG fue rico, yo personalmente sentía presión por terminar el libro de texto con mis alumnos y culpable por estar usando tiempo de clase para el proyecto que mis colegas me estaban ayudando a desarrollar. Una piensa que tener un libro de texto te va a ayudar a ahorrar tiempo o esfuerzo, pero al final una termina limitada por tener que usar ese libro, que, dicho sea de paso, puede verse como otra técnica de marketing más para ganarse a la comunidad educativa (alumnos, docentes, familias).
La educación muchas veces es vista como un negocio. Un libro de texto, lleno de colores y stickers, es la muestra más clara, tangible y concreta de que al gobierno de turno le importa la educación y por eso invierte presupuesto en mejorarla. Porque más es siempre mejor, ¿no? Ya deberíamos aprender de una vez por todas que cantidad no es lo mismo que calidad.
Es ciertamente negocio para las editoriales venderle miles de libros al GCBA, pero tal vez para la Ciudadanía Porteña no lo sea tanto. Por ejemplo, ¿no saldría mucho más barato comprar varios libros álbum para las bibliotecas? Hablo de libros que quedan en las bibliotecas y son usados año a año por distintas camadas de estudiantes. De esa forma, no hay que hacer una inversión todos los años o, al menos, sería una inversión mucho más modesta. Y, además, las oportunidades para diseñar clases más acordes a las realidades, necesidades y gustos de nuestros alumnos serían mucho más grandes.
Tener la posibilidad y los recursos para que los docentes seamos los que creemos nuestros propios materiales y nuestras propias planificaciones siento que sería la mejor opción. Bien sabemos que las planificaciones anuales en muchos casos no son más que un copy paste de los exponentes lingüísticos que presentan los libros de texto, que bien sabemos que adolecen de muchas carencias.
Me muero de ganas por hacerle una reseña al libro que vengo usando y les prometo que cuando tenga tiempo, la subo con lujo de detalles. Es cierto que lo elegí por algo, pero igualmente hay muchas y diversas cuestiones que me enojan demasiado. A mis colegas del SIG sólo les comenté sobre una unidad que me toca ahora. La realidad socioeconómica de los niños representados en el libro me parece tan lejana a la de mis estudiantes que tengo miedo de que tengan problemas para reconocer ciertos elementos de la historia.
“[…] cuando aprendemos un idioma, no podemos separarnos de su cultura y esto nos enfrenta en un duelo entre nuestra identidad y la extranjera. Y es en esta batalla que gran parte de nuestros estudiantes salen perdiendo.
La clase de inglés suele exhibir las realidades de un selecto grupo de nativos blancos que viven en casas hermosas, con un Golden Retriever, familia tipo, trabajos corporativos, identidades heteronormativas binarias, asistencia médica y escuelas de gran categoría. Las imágenes que aparecen en los libros de texto ilustran con estas características a quienes representan al colectivo de “los nativos”. Como la realidad de nuestros alumnos siempre se encuentra en un nivel que la escala de valores social describe como “inferior”, pueden experimentar resentimiento, malestar, enojo e incluso sentir que no cuentan con las herramientas materiales y simbólicas para ser parte del grupo de los que “pueden hablar inglés”. Mientras que a ellos las propuestas poco curadas los expulsarán, a otros alumnos con mayores posibilidades económicas los invitarán a ser parte del grupo selecto que puede mirar Friends sin subtítulos. ”
Vendramini, M. (6 de octubre de 2022). Se me acaba el argumento y la metodología. Gloria y Loor. https://www.gloriayloor.com/se-me-acaba-el-argumento-y-la-metodologia/
Por estas razones creo que, en especial en escuelas públicas, somos los docentes los que tenemos que tomar mejores decisiones de curación, creación, uso, y reflexión de los materiales didácticos que traemos al aula. Como profesionales, podemos y debemos contextualizar realmente la enseñanza según las realidades y necesidades de nuestros alumnos para que logren aprender todo lo que necesitan y se merecen.
Obviamente, para poder tomar decisiones didáctico-pedagógicas, lo ideal es tener una formación profesional docente adecuada. Sabemos que muchos de los que ejercen la docencia de idiomas no tienen título docente específico: muchos entraron al sistema con prueba de idoneidad o con licenciaturas en lengua o traducción. En esos casos, uno entiende que los libros de texto vengan a mejorar las prácticas educativas y las oportunidades de aprendizaje que se le ofrecen a los estudiantes.
Como mensaje de cierre, los invito a colaborar con otros colegas con el fin de desarrollarnos profesionalmente.
Apuntá alto.
Glosario:
APIBA
Asociación de Profesores de Inglés de Buenos Aires
SIG
Special Interest Group (Grupo de interés especial)
Contenidos y habilidades no lingüísticas
Me inspiro en la distinción que hace Myrian Casamassima entre tareas lingüísticas y no lingüísticas en su primer libro: Planning As Narrative. Si quieren conseguirlo, pueden enviar un mail a planningasnarrative@gmail.com
Enlaces:
https://www.gloriayloor.com/se-me-acaba-el-argumento-y-la-metodologia/
Aguusssss!
Escribí la reseña para AJAL, y a la mierda todo el establishment de las editoriales y sus negociados con el GCBA.
No me había dado cuenta de que podía escribir para AJAL. Igual tendría que hacer una tesis de 8000 palabras.
Pero lo anoto.