Estoy llorando silenciosamente y ni siquiera estoy en época premenstrual, lo que significa que algo me tocó bien profundo. Por eso siento que tengo que elaborarlo y compartirlo.
Ingrid, una alumna mía a la que considero una grosa porque fundó e hizo crecer una empresa, compartió una nota que le hicieron a Cumbio, la flogger. ¿Sabías que se llama Agustina, como yo? Yo no. Más abajo voy a explicar qué pienso de esto, después de explicar un poco sobre mí.
Más allá de ser mujer, no puedo decir que soy una minoría “in the great scheme of things”, pero ser una minoría es una cuestión contextual, ya que las relaciones de poder dependen mucho de la situación.
A veces a las personas a las que “no les gusta victimizarse” se les escapa que todes somos pasibles de ser una minoría, el Otrx, el marginadx.
Voy a citar a Sartre no porque lo haya leído, sino porque soy una usuaria de internet: “Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros.”
¿Qué me hicieron?
Bueno, parece que me estoy victimizando con esta pregunta, pero efectivamente fui víctima. No es que me guste recordarlo, y sinceramente pensaba que lo había superado después de pagarle bastante dinerillo a mi psicólogo. O sea, en realidad mi psicólogo me ayuda a afrontar mejor el presente y futuro, no puedo borrar mi pasado. Calculo que aunque la herida sane, la cicatriz queda para siempre.
Tampoco puedo asegurar que mi ansiedad social surgió a causa de estos acontecimientos que voy a describir porque siempre fui callada y tímida. Lo que sí sé es que me traumó y me marcó bastante. Tal vez algunas consecuencias no sean tan fuera de lo normal porque la gente sigue ciertas reglas para conformar a la sociedad, tal vez mi miedo a rechazo es más consciente porque yo viví consecuencias muy concretas por desviarme de la norma.
Como docente, no me cierra la expresión “bullying” y no quiero demonizar a un grupo de chicas, que en esa época eran adolescentes y son también víctimas de este sistema cultural caca. El tema es que la frase explica de forma rápida lo que me pasó: me hacían bullying.
Como ya les dije, siempre fui tímida, así que a mis papás les pareció una buena idea anotarme a un equipo de hockey. Lamento mucho si fuiste o sos parte de un club de rugby/hockey y este relato te está dejando mal parado, pero lo más doloroso de los prejuicios es que algo de verdad tienen. No es una acusación, es sólo una observación.
Esos clubes tienen fama de ser chetos. No tiene nada de malo ser de clase pudiente, el tema es que el término cheto (en mi época, ahora creo que cambió el significado) contiene características especiales: “el rugbier”, el arquetipo del cheto, es clasista y homofóbico. Ya sé, no todos los que van a esos clubes tienen plata, no todos son clasistas, no todos son homofóbicos. Pero al que le quepa el poncho, que se lo ponga.
Me dolía la panza del miedo cada vez que iba a un entrenamiento o a un partido. Me hacían de lado. Tal vez era porque jugaba mal o el que me llevaba era mi abuelo (que llegaba tarde a todos lados). Tal vez era porque no tenía novio y nunca había chapado con nadie. Tal vez era porque no me interesaba mucho la moda o ser como los demás.
*No tenía la plata suficiente para usar una remera de Paula Cahen D’Anvers para hacer ejercicio. Si la tenía, era de salir. Igual nunca tuve una de esas remeras. Siempre que iba a entrenar llevaba ropa vieja (total la iba a transpirar). Sigo siendo igual, no regrets. Era muy importante vestir de “shopping”. Había una marca que estaba muy de moda. Estuvo mucho tiempo en el Alto Palermo. Recuerdo que una vez una compañera dijo: “Ya me puedo comprar un jean de Rapsodia, no soy más pobre.”
Esa frase está para analizar otro día porque es una cajita de Pandora. Ahora que lo pienso, ella no tenía plata y no la hacían de lado. También había otra chica tímida y tampoco la hacían de lado (pero iba a colegio bilingüe). Seguramente fue por falta de habilidades sociales que me dejaron de lado. A veces pensaba que era por algún idioma raro de chicas de colegios bilingües, que había algo que se me escapaba. No lo sé.
Y cuando no me hacían de lado, era el centro de atención. Les gustaba interrogarme y hacerme sentir incómoda. En un momento les pareció gracioso preguntarme si me gustaban las mujeres. Ahora parece todo tan ridículo. ¿Qué tiene de malo ser lesbiana? Nada.
Y aclaro que soy heterosexual, no porque me tenga que “defender” de nada, sino porque esto ejemplifica que si uno quiere marginalizar a alguien, siempre hay una excusa.
Como soy blanca, no me podían decir “negra de mierda”, así que optaron por jugar a que era lesbiana. Una vez me escribieron cosas feas en mi fotolog y una amiga cruzó a defenderme. Después me decían que esa amiga era mi novia porque me había salido a defender.
Una vez en el colegio, una chica que era del mismo equipo vino a hablarme y a preguntarme por mis zapatillas y mi peinado. No habló del resto porque era un uniforme. Las dos amigas que tenía al lado se reían. No sé por qué se reían. En ese momento uno siente que se están burlando de vos, pero tal vez se reían de nervios porque sabían que lo que hacía la amiga estaba mal.
Yo me acuerdo cuando vi un video de YouTube de estas chicas de hockey donde iban al Abasto, con la cartera de cuero en el pliegue del codo (como estaba de moda) a entrevistar a unos floggers. Ese video ya no existe, porque se avivaron de que las dejaba muy mal paradas. Le hicieron el mismo interrogamiento que me hacían todo el tiempo a mí. Ellas, chicas de clase media alta, interrogaban las decisiones de estilo de unos chicos que pintaban ser de clase media baja.
Se notaba que estaban incómodos con las preguntas, igual de incómoda que me ponía yo.
Eso es muy desagradable.
(Aclaración: La clase media alta no se siente de clase media alta porque conoce gente que tiene mucho más que ellos. Según ellas, no eran chetas. Como yo no me considero cheta, pero hay gente que sí me considera cheta. Toda la gente rica siempre piensa que no es tan rica, porque arriba de la pirámide la disparidad es tan grande que no te das cuenta de lo afortunada que sos. Si me estás leyendo, probablemente seas de las personas más ricas del mundo. Pero esta discusión es para otro momento.)
¿Qué hago?
Hablo, digo lo que viví, lo que veo, lo que analizo.
Me puse a llorar porque la historia de Agustina “Cumbio” está relacionada con la mía.
Somos de la misma generación, pero yo soy tan oveja negra que nunca me identifiqué con ninguna tribu urbana. Ser flogger para mí estaba asociado a conseguir la mayor cantidad de seguidores. Los “te sigo por reverse” me dan vergüenza. Tenía Fotolog, pero no era flogger.
Yo también en ese momento era adolescente y no estaba tan preparada para analizar lo que sucedía como ahora. En este momento me puedo dar cuenta de que a Cumbio le hicieron una operación mediática. La llevaban porque daba rating, pero la ponían en un lugar bastante negativo porque era joven, pobre y lesbiana. En ese momento ser lesbiana estaba mal visto y los medios se aseguraban de mostrarla como “una camiona”.
El recuerdo que tengo de Cumbio no es positivo. El de muchas personas tampoco.
Seamos sinceros: no me conviene asociar mi imagen a la de Cumbio, no me conviene decir que soy feminista, no me conviene decir que la pasé mal en el club, no me conviene decir que mi casa se cae a pedazos o que vivo en tal barrio, no me conviene vestirme según mis ingresos, no me conviene decir que mi ascendencia no es 100% europea. Todos esos datos crean un cóctel suficiente para que la gente asuma cosas de mí. Cosas no muy buenas.
Yo no quiero caretearla.
Podría caretearla y hacer de cuenta de que soy otra persona. Pero no lo soy.
Soy yo y me la banco.
Si tengo que defender a Cumbio, lo voy a hacer. Porque no quiero esconderme detrás de una máscara. No quiero proyectar una imagen agradable para la masa.
Tenía preconceptos de Cumbio, pero vi la nota que le hicieron y puedo ver el mérito que muestra su historia. A mí me gusta ver personas que progresan.
Y soy feminista y me gusta ver aún más que a una mujer abiertamiente lesbiana le va bien.
Los invito a salir de atrás de esas caretas insípidas.
Es muy fácil pegarle a una minoría y no tiene mérito alguno.
Estaba buscando info para anotarme al traductorado del lenguas y me encontré con un video tuyo. Me voy emocionada, me tocó el corazón esta entrada de tu blog.
Me había olvidado de que había escrito esto.
Te mando un abrazo.